Llegamos temprano a Sierra de Luna y tras un rico alumerzo paseamos por sus campos. Vimos algunos almendros y muchos olivos. Nos enseñaron cómo recogen la aceituna e incluso nos atrevimos a varear. Volvimos al pueblo cansados, pero enseguida nos recuperamos en la cooperativa con uno o varios trocitos de pan con el aceite que allí elaboran ¡qué rico!
Comimos calentitos en las antiguas escuelas y aún nos quedaron fuerzas para jugar y correr por los bonitos parques de Sierra de Luna. Fue un día genial.
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