¡¡Buenos
días familias, niñas y niños!!
Ya
estamos aquí, ya se han pasado las vacaciones y… tranquilos, sabemos que no
hemos podido descansar y desconectar en el parque, en el campo o en la playa
así que… empezamos trimestre, pero, con una interesante reflexión:
Todo lo
rápido triunfa: coches, microondas, máquinas de afeitar, trenes o quitamanchas…
en cambio, cualquier cosa lenta, o que requiera un proceso de tiempo más o menos
largo, está condenado al fracaso. Sólo le perdonamos una cierta tardanza, ¡de
segundos! al ordenador. Tenemos prisa con el perro, con los ancianos, con los
que van en el coche delante, con la cajera de la tienda, con la pareja, con
nosotros mismos…
Con los
niños también tenemos prisa. Queremos que crezcan a la carrera y, además, que
sean inteligentes, que no lloren, que no cojan traumas ni constipados, que
aprendan inglés lo antes posible, que sean buenas personas, que no den mucha
lata, y que sean simpáticos, autónomos, modernos, creativos… a pesar de que,
como todos sabemos, un niño no se hace en un día…
Resulta
que los niños pequeños, aún tan en contacto consigo mismos, aún tan centrados
en su cuerpo y en su propio bienestar, no entienden nuestras prisas. Y nos
miran con cara de perplejidad cuando les pedimos que desayunen rápido, porque
se nos hace tarde; que caminen ligeros y sin entretenerse, porque llegamos
justos al cole; que digan “corto y claro” lo que tienen que decir, porque nos
falta tiempo para esto o lo otro… Prisas para ir a las extra escolares, prisas para
bañarse, para cenar, para dormir, para despertar…
En
clase, a veces, también tenemos prisa, no sólo nos pasa en casa… hay que hacer
todas las tareas a buen ritmo para no perder el programa… hay que recoger
porque viene la profe de psico, de inglés o de religión… aunque estemos a punto
de conseguir la mejor torre de la temporada, de acabar de leer nuestro cuento
preferido, de pintar un buen cuadro o de hacer una magnífica escultura de plastilina.
Precisamente
estos días estamos viviendo una situación que ni siquiera habíamos imaginado y
que nos hacen replantearnos que… quizás tendríamos que dejarnos recordar por
ellos, por los niños, cómo se hace para vivir cada una de nuestras actividades
con la concentración y la intensidad con que ellos la viven.
Afortunadamente,
en cualquier momento, podemos tomarnos un respiro… y vivir.
BIENVENIDOS
AL TERCER TRIMESTRE, os echábamos de menos.
Marta,
Natalia y Concha
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